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El medidor de cosas
Miranda de Ebro, Ayuntamiento de, 1999
45 pp 21 cm
ISBN: --
PVP: --

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No hubiera amor más grande


...........................................He visto los mejores cerebros de mi generación destruidos
...........................................por la locura, famélicos, histéricos, desnudos...
.......................................................................Allen Ginsberg


Ese de cuya sangre emerge la condena,
el que veis, ahí, muriendo, casi deshecho y frágil,
es mi padre.
Me niego a confesaros que lo fue
porque su carne vieja,
su mirada podrida, es la de un hombre.
Y es su muerte mi muerte, es mi condena.
Él, que apilaba imperios de sonrisas,
que acariciaba el mar y agarraba en la noche
pedazos de fantasmas que le amaban,
ahora, es sólo un fantasma.
Mi padre es el fantasma que recuerda
que sí existe la muerte, que es un cáliz,
que es un pozo fatal, que es otra cosa
distinta a esta desgracia de ser hombres
condenados a esto. Este que veis aquí,
tendido ante la sangre de mi sangre,
este cristo llagado que, sin nombre,
babea y nada puedo a su costado,
es un muerto de amor, es otro muerto.
No toquéis esos ojos de mi padre,
no enturbiéis su presencia,
dejad que en su crueldad ame la muerte
como me amara a mí,
encendida de pus en la mañana.
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Hijos de la locura


.......................................................Si Esta es Su obra, no os quejéis a mí,
.......................................................yo no tengo nada que ver...
............................................................Jaime Jaramillo Escobar


Hoy me he puesto la ropa del loco que no he sido.
Hoy soy ese filósofo que nunca se creyó sus premisas.
Hoy soy el sacerdote que adora todo, al fin, menos lo cierto.
Hoy soy el talismán, el imán que no supo mantener su palabra,
el profeta que adivinó el pasado,
el dios de cuya cruz arrancaba otra cruz y, así, hasta agruparse miles.
De clavos que no pinchan soy fakir, soy neón que no alumbra.
Soy el átomo que fusionó su cuerpo contra el miedo.
No soy exactamente yo, sino otro yo que -austero- me persigue.
Soy el diablo mismo de mí mismo,
soy crimen y alabanza, soy estero donde vuelan los ángeles.
Soy el pez que se muerde la cola, el envés del espejo,
el puñal que no mata,
las palabras que incendian las palabras.
Soy un nido de cuervos. Soy el ojo de un ciego que no sueña.
Hoy me he puesto hasta la piel del loco y he creado.
Mirad mis criaturas que se mueven, que retozan y brincan entre lágrimas.
Acercadles la mano y acariciad sus hojas, no tienen más infierno que este verso,
condenadas a mí, soportan mi dolor. Terriblemente solas, ya paridas,
se acercan titubeando hasta vosotros, como si fueseis dioses.
Y os adoran.
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Canto a los dioses de Micenas


.................................................IGNER
.................................................REGIN INGER

......... ....................................................................IGNI

.....................................................................INRI
................................................INGER REGIN
.......................................................J. E. Cirlot


Si vinieron los dioses, si caminaron juntos,
si nosotros no somos exacta descendencia de la tierra,
si soñamos, porque alguien nos obligó a soñar,
tennos en cuenta, tierra, nuestra propia miseria,
nuestras alas que pudieron volar, nuestro silencio
de abandonados previos, nuestra propia locura,
fruto de la locura de los dioses,
y ofrécenos jacintos que inauguren
esos rincones ciegos de las ingles.
Nos dieron la manzana por juguete,
nos hicieron pequeños y, a pesar,
pudimos alcanzar tanta locura.
Cúbrenos ya, señor, señores que vinisteis
a conquistar la tierra cual piratas,
que enseñasteis la luz a los indígenas
que no querían morir.
Cúbrenos ya de lodo y haz que el hombre
derive por un día de ese fango,
porque pesa la casta y es muy triste
abandonar la nada en que vivimos.

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